Superman (2025): No era lo que esperaba [Reseña sin spoilers]

Desde el momento en que se anunció el reinicio de Superman bajo la dirección de James Gunn, el debate en redes se volvió inevitable. Que si era el reemplazo de Henry Cavill, que si era una traición a Snyder, que si esto por fin era “el Superman clásico”. Opiniones a favor y en contra se multiplicaron… incluso antes de ver una sola escena.

Pero, como ya lo hemos mencionado en otras ocasiones, en Kryptocast no somos pro-Snyder ni pro-Gunn. Somos pro-Superman. No nos movemos por nombres de directores, ni por bandos de internet. Nos mueve la admiración por un personaje que representa lo mejor de nosotros y amamos desde el fondo de nuestro corazón. Y es desde ese lugar —como fans sinceros, con el corazón lleno de la esperanza que él inspira— que hacemos esta reseña.

Aclarando que esta será la primera de muchas inmersiones en la película. Tomaremos Superman (2025) y la analizaremos pieza por pieza, con futuras entregas que incluirán análisis con spoilers y posts dedicados a personajes individuales, es una nueva película de Superman y no es para menos, a parte, es un site sobre el Hombre de Acero. Esperamos que nos acompañen en esta aventura y recuerden que sus propias reseñas seran bienvenidas si gustan compartirlas. Sin más, a la carnita! El título puede sonar duro, pero no es una condena. Solo es honesto: Superman (2025) no fue lo que esperábamos. A continuación explicamos por qué.

Los Primeros Rayos de Sol: Lo que Brilla en 'Superman (2025)'

Incluso en la más crítica de las visiones, hay elementos que merecen no solo reconocimiento, sino una ovación de pie.

David Corenswet, nuestro nuevo Hombre de Acero, ofrece una versión contenida pero innegablemente digna de Superman. No es solo el físico imponente; es la mirada, la presencia, la forma en que encarna la nobleza del personaje. Aunque el guion no siempre le otorga el espacio para desplegar todo su potencial emocional, su interpretación es un tributo respetuoso y comprometido con la esencia más pura de Kal-El. Se siente que entiende lo que significa llevar esa capa.

La película apuesta por una estética más luminosa y vibrante. Después de años de tonos apagados y oscuridad estilizada, que no gustó a muchos, ver a Superman bajo el sol de Metrópolis, con colores que estallan en pantalla, se siente como un respiro, un retorno a la paleta de esperanza que siempre ha caracterizado al héroe. Las escenas de vuelo son increíbles, espectaculares y cualquier otro adjetivo superlativo que le quieran agregar. El mundo que construye Gunn se percibe amplio y vivo, con personajes del vasto universo DC que aparecen con mucha naturalidad gracias a que en este universo ya existen los súper hace mucho tiempo, así que la banda aparece sin forzar cameos ni sobrecargar la narrativa. Se siente como un universo que respira por sí mismo. Esto también lleva un punto en contra, pero lo explicó más adelante. 

Y aunque no todo alcanza la perfección, se percibe un esfuerzo genuino y palpable por mostrar a un Clark Kent más humano, más cercano y accesible, que de hecho me hizo falta mucho más de él ya que es ese Clark que muchos fans hemos anhelado ver, aquel que nos recuerda que detrás del dios hay un hombre con sus propias luchas y triunfos cotidianos.

Tampoco me quiero ir de esta sección sin hablar de Lex Luthor: En cuanto a Lex Luthor, la interpretación de Nicholas Hoult es, sin duda, histriónica y llena de energía. Se aleja de la seriedad calculada de otras versiones para ofrecer un villano más excéntrico y grandilocuente. Si bien a veces roza la caricatura, su apuesta arriesgada le da un aire fresco y una presencia innegable en pantalla que merece ser destacada. Es una interpretación que no deja a nadie indiferente.

Las Nubes en el Horizonte: Lo que No Alcanzó el Vuelo de Superman

Lamentablemente, esa intención de cercanía y humanidad no siempre se traduce en el impacto emocional que un héroe como Superman exige. Superman (2025) tiene corazón, sí, pero no logra transmitir inspiración ni esperanza con la fuerza arrolladora que debería. El personaje está presente, actúa con heroísmo, pero le falta esa chispa, ese momento trascendental que haga vibrar al espectador hasta la médula. No hay un instante que de verdad lo eleve por encima de lo ordinario, dejando una sensación más de aventura autoconclusiva, por eso el que ya los personajes anden por ahí hace muchos años hace que se sienta casi más como un capítulo extendido de una serie animada, que como el inicio monumental de una nueva era para el Hombre de Acero.

El guion, en su ambición, resulta irregular. Algunas escenas clave se sienten apuradas, superficiales, como si se pasara por encima de momentos que merecían más peso dramático. Aunque introduce a varios personajes icónicos del universo de Superman, sus relaciones no están lo suficientemente desarrolladas como para dejar una huella profunda en el espectador. Muchos de ellos se perciben más como piezas funcionales en el engranaje de la trama que como seres humanos con sus propias complejidades. La falta de peso dramático en ciertos puntos clave es un lastre. Esto mismo con los secundarios del Planet, se agradece por agregar un poco de la mitología y lore del personaje, pero son decoración nada más. 

Pero bueno, recuerden que profundizaremos en todos estos puntos en siguientes artículos y con spoilers para que haya más contexto, eso sí, debemos dar una pincelada al menos a algo que nos traía con el Cristo en la boca siempre, el traje.

Desde antes del estreno, el diseño del traje de Superman había generado opiniones divididas, y en Kryptocast, lo admitimos, ya nos parecía poco atractivo visualmente. Pero después de ver la película, lo confirmamos con una punzada de decepción: simplemente no funciona. A la distancia, con ángulos heroicos y una iluminación favorable, puede engañar, sí. Pero en planos cortos, de cuerpo entero, la verdad es innegable: parece un disfraz mal resuelto, casi improvisado. No le hace justicia al físico imponente de Corenswet, y lo más grave: le resta credibilidad y majestuosidad al personaje. Superman necesita presencia, necesita imponerse, irradiar poder y esperanza desde el primer vistazo. Este traje, lamentablemente, no lo logra.

El Legado Inquebrantable: Nuestra Fe en el Símbolo de Esperanza

En resumen, Superman (2025) no es una mala película. Tiene sus aciertos, momentos sinceros y un respeto innegable por el vasto legado del personaje. Pero, y es un "pero" significativo, no logra consolidar una identidad propia que resuene con fuerza ni emocionar de verdad al nivel que un film de Superman debería. Y tratándose del Hombre del Mañana, eso se siente como una oportunidad preciosa, casi sagrada, que se ha escapado entre los dedos.

Como fans que hemos crecido con su capa y su moral, salimos del cine con más dudas que certezas. Agradecemos el esfuerzo, valoro lo que intenta hacer, pero la verdad es que no nos movió. No nos inspiró con la misma fuerza que otras encarnaciones. Y eso, en una película sobre el mayor símbolo de esperanza y bondad del cómic, es un fallo que no podemos ignorar. Como película, una historia entretenida y ligera, como película de Superman, le falto grandilocuencia, mítica, divinidad, le faltó AURA! 

En Kryptocast seguiremos hablando de Superman, porque nuestra fe en lo que representa es inquebrantable. No por simple nostalgia, ni por seguir una moda pasajera, sino porque el mundo —y el cine— todavía necesita, más que nunca, un héroe que no tenga miedo de ser bueno, de ser un faro de luz en la oscuridad. ¡Pero no se preocupen, esto es solo el comienzo de nuestro análisis! En los próximos días, profundizaremos en cada detalle, personaje, momento y giro de la trama, una vez que más de ustedes hayan tenido la oportunidad de verla y podamos hablar con total libertad, ¡con spoilers incluidos y sin filtros!

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