¿Desde cuándo ser bueno significa ser aburrido?
Desde un rincón de Krypton, a menudo nos encontramos reflexionando sobre la percepción que tiene el mundo sobre Superman. Más para estos días, luego del estreno de la nueva película de la mano de James Gunn y David Corenswet, Superman (2025), quisiéramos dejar esta pequeña reflexión, sobre uno de los puntos que siempre critican del Hombre de Acero ya que durante décadas, ha sido el epítome del héroe perfecto: noble, incorruptible, casi invencible. Sin embargo, para una facción, esa misma perfección lo cataloga como "aburrido". Pero, ¿cuándo fue que la bondad se tornó plana a nuestros ojos? ¿En qué punto lo moralmente recto dejó de ser una fuente de inspiración?
No vamos a hablar específicamente del Superman de la última peli, aunque esta última interpretación ha sacado el tema a relucir nuevamente, vamos a hablar del concepto hacia el personaje desde su creación. Para el Superman de Corenswet, acá podrán encontrar varias reseñas que escribimos sobre la película y los personajes.
En una cultura saturada de antihéroes, de narrativas centradas en el trauma y las zonas grises, la mera idea del bien puro se ha vuelto, para muchos, sospechosa. Nos inclinamos con mayor facilidad hacia lo roto, lo cínico, lo ambiguo. Y sin embargo, Superman perdura, no solo resistiendo el embate del cinismo, sino desafiándolo frontalmente.
Clark Kent, el hombre detrás de la S, está lejos de ser ingenuo; no ignora la oscuridad intrínseca del mundo, de hecho, la observa cada día con una claridad que trasciende incluso su visión de rayos X. Y aun con esa cruda verdad ante él, elige hacer el bien. No por una senda de facilidad, sino por la profunda comprensión del inmenso costo que acarrearía la inacción.
Ser bueno, bajo el manto de Superman, dista de ser una cualidad pasiva o simple. Es una decisión constante, reafirmada a cada instante. Es un sacrificio a menudo silencioso, una forma radical de rebelión en un mundo que tácitamente espera que uno se rinda. Él, quien podría gobernar con puño de hierro, elige servir. Quien podría imponer su voluntad, prefiere persuadir. No porque le falten los atajos, sino porque comprende íntimamente que tomarlos lo despojaría de la esencia misma de su humanidad.
Existe una complejidad brutal y a menudo subestimada en la decisión de sostener valores inquebrantables cuando el entorno parece clamar por lo contrario. ¿Qué exige mayor fortaleza: dejarse arrastrar por la furia, o contenerla con una compasión activa? ¿Desatar una fuerza ilimitada, o canalizarla con una empatía consciente?
Superman, en su misma existencia, encarna esta tensión fundamental. Al hacerlo, se erige como un espejo, a veces incómodo, que nos devuelve una verdad: quizás ser verdaderamente bueno no es aburrido, sino intrínsecamente exigente. Nos demanda disciplina, un carácter forjado y una voluntad inquebrantable de no dejarse erosionar por las corrientes del cinismo.
Quizás lo que verdaderamente resulta fácil, lo predecible, lo genuinamente aburrido, es precisamente eso: dejar de intentarlo. Ceder ante el escepticismo, abrazar el cinismo, o relativizar cada valor hasta el punto de no creer en nada. Superman, con su icónica capa agitada por un viento invisible, se rehúsa categóricamente a seguir ese camino.
Y en esa resistencia, descubrimos el verdadero fuego. Hallamos el drama más profundo. Encontramos la más pura inspiración.
Porque, en última instancia, la bondad no es la antítesis de lo interesante. Es, por definición, lo opuesto a la rendición. Y el Hombre de Acero, lejos de ser un personaje plano, se alza como un recordatorio viviente —y volador— de que la esperanza, cuando se elige y se defiende cada día, es una de las formas más audaces y revolucionarias de valentía.
En Kryptocast, creemos que la grandeza de Superman reside precisamente en su inquebrantable adhesión a estos ideales. ¿Qué opinan ustedes? ¿Creen que la bondad de Superman lo hace aburrido o lo convierte en un faro de inspiración? Compartan sus pensamientos en los comentarios y, si les interesan temas similares sobre la esencia del héroe, les invitamos a leer alguno de nuestros artículos anterior sobre El Legado de Jonathan Kent en Clark o Debate: Calzoncillos Por Fuera.
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